domingo, 22 de abril de 2018

Mayte Rodriguez




Todas tenemos nuestro propio estilo, para rodar, para comunicar... Mayte nos deleita hoy con su historia, todo un lujo para disfrutar de un fin de semana viajando desde el sofá. Esta es nuestra compañera Mayte, sin necesidad de agregar ni una sola palabra más.


'Mis comienzos fueron de jovencita, después de los primeros años en la adolescencia envidiando a cualquiera que tuviera cualquier moto. No fue hasta los 18 cuando me compré la 1ª moto, una Vespa 200cc ¡¡¡ y sin carnet!!! No pude esperar. La saqué del concesionario sin carnet... y esa ha sido mi tónica general en la vida.... todo anti-corriente, anti-normas, anti-prohibiciones, anti lo políticamente correcto.

En esa época, el uso y disfrute de la moto era básicamente el desplazamiento por Barcelona y cercanías... y ser poseedora de esa independencia que te lleva al infinito y más allá.

Más tarde fue el ir probando y compartiendo experiencias en moto lo que me hizo comprarme una R, mi honda CBR 600F. Lo que se suele llamar normalmente "pepino", aquí fue cuando ya vislumbre que la moto me daba la vida, que me subía a ella y me sentía tan libre que no me importaba hacer kms sin más, solo hacer y hacer kms.

La disfrute cerca de 2 años, hasta el momento de conocer al padre de mis hijos, aquí hubo un parón y desconexión total desde el momento que la vendí y hasta la separación, momento en el que volvió a surgir ese hormigueo cuando oyes el motor de una moto circulando.

Tardé en decidirme por mis circunstancias personales: 2 niños muy pequeños y fines de semana alternos para disfrutar de ella, asi que para ir apaciguando el gusanillo del estomago empecé por una scooter, la Burman 200.

Fue una equivocación, no podía suplantar lo que me daba en su dia la CBR, asi que después de 1000 kms en el mes que no tuve a mis hijos por periodo vacacional, la aparque en el garaje y ahí estuvo un año. 

Al volver el tiempo de días largos y soleados, volvió  esa ansiedad y deseos de moto, pero estaba claro que lo que tenía el en garaje no me satisfacía en ningún sentido.

Fue en este momento cuando me fui a la casa Suzuki simplemente por el motivo de que se quedasen con mi Burman. Tenía en mente la Vstrom 650, era del modelo que me gustaba más de esta marca, pero al llegar al concesionario vi la GSX 650 F, acaba de salir al mercado y me gustó, simple y llanamente eso... me gustó.

Fueron 4 años y 40.000 kms con ella, y con sus viajes y sus rutas de fin de semana me desquité de esa ansiedad y, sobre todo, me dio mucha felicidad.

Aquí llega el momento GS... mi círculo motero era amplio en cuanto a diversidad de modelos de motos, pero el círculo Gesero iba tomando cada vez más fuerza... y que pasa...pruebas y pruebas y vuelves a probar y tienes esos amigos moscardones (con todo el cariño del mundo) que te proponen que pruebes una Gs, que es otro mundo, que es otra historia, que es...muchos es...es... es...






Y eso hice, y recuerdo el momento de probar la F800 Gs, bufffffff....¿cómo explicar esa sensación? Ese cambio de sensaciones.... ese llevar algo entre las piernas que no pesaba ¡¡¡y encima volaba!!! Así que tuve que despedir a mi Susi con mucho dolor pero alegría a la vez
.



Y vino la Vikinga, y hasta el momento ha sido la que mayor alegrías me ha dado y con la que más e disfrutado, y digo hasta el momento porque con la actual llevo tan solo 3.000 kms. Sí, sí, después de la Vikinga, con sus respectivos 40.000 kms, vino la PinkPanther, y sigo sumando y sumando anécdotas, vivencias, amig@s, kilómetros, alegrías, en definitiva "VIDA", porque si hay algo en lo que pueda resumir qué es lo que me da la moto, lo puedo definir como "VIDA" en toda su más amplia descripción, la moto me ha ayudado en 2 momentos puntuales de mi vida a salir adelante, ha sido ella la que me empujó a no quedarme en casa y a saber descubrir que lo malo no es tan malo, cuando vas en moto, que los problemas no son tan grandes  y que lo que no te curan los médicos ni la medicación te lo  cura la moto.



La moto me da salud y felicidad...sí, sí... así de claro, hay un dicho que es que el dinero no da la felicidad, de eso no puedo opinar, pero sí puedo decir que la moto me la da, y en una GS, sea cual sea el modelo, no hay ni límite de edad ni impedimentos que puedan hacerla desmerecedora de mi gran admiración por este modelo de moto.

Objetivos tengo más de los años que me quedan por disfrutarla, pero no voy a renunciar a todos los que pueda realizar,  mientras me pueda subir por mi misma... ahi estaré, sumando y sumando porque en la Vida se trata de sumar y nunca de restar.

Viajes muchos, tantos fuera de España como interminables rutas por ella, y que soy una incansable de recorrerme carreteras del tipo que sean.

En estos 2 últimos años he descubierto el placer de viajar sola, era algo que creía no me convencería, pero sí, puedo ir sola, en grupo grande, pequeño... le encuentro el placer en cada momento y no descarto ocasión para confirmarlo, en definitiva la unión y equilibrio que encuentro entre mi moto y yo me dan lo suficiente y necesario para subirme y arrancar sin necesidad de nada más.'