domingo, 20 de enero de 2019

Eli Robles-Musso






Eli, apasionada de los viajes en moto y de la vida. Su energía no deja a nadie indiferente. Junto a su 700 GS nos vamos de paseo para conocer a una de las primeras GS Girls Península Ibérica.


'Desde muy pequeña me atraían las motos pero no fue hasta la adolescencia cuando pude disfrutar de un ciclomotor que mi padre nos compró a mis hermanos y a mí a regañadientes. No era la Cota Montesa 49 que yo soñaba, aunque me hizo disfrutar de lo lindo, coger agilidad y confianza suficiente para atreverme con motos mas grandes.
Así lo hice con una moto yamaha 250 cc que nos dejó mi tío durante todo un verano y que me permitió aprender los cambios de marchas y sentir entre mis piernas una moto de verdad. Pasaron muchos años en dique seco, y después de casarme, tener dos hijas y cumplir los cuarenta, decidí dar una vuelta de tuerca a mi vida, cumplir mi sueño de antaño y  comprarme la moto que siempre quise.  Lo más parecido fue la Suzuki Van Van 125 cc. Año y medio más tarde me animé a sacarme el A1 y a cambiar mi pequeña gran moto por mi primera Gs, en este caso una Gesita 650 que me brindó la oportunidad de viajar por primera vez en moto, conocer con otros ojos mi propio país y apreciarlo más y mejor. Desde entonces mi ilusión ha sido sumar kilómetros y soñar con el siguiente viaje que voy a hacer.
Actualmente tengo una Gs 700, una moto más cómoda, ratonera y potente, que me permite rodar y seguir disfrutando. Como broche de oro me encantaría, si las cosas van bien, coronar el Puerto de Mijares, el Puerto de Honduras o cualquier otro, con una Gs 1250. De cualquier manera si lo hiciese con esa Cota 49 de antaño, me encantaría igualmente.'

¿Qué te da la moto? 

Felicidad a raudales. Es la manera más divertida y maravillosa de contemplar el entorno y la naturaleza que me rodea: paisajes, personas, olores, animales que conectan intensamente con todos mis sentidos y  hacen sentirme presente y viva de verdad.
La palabra viajar ha cobrado su verdadero significado desde que lo hago subida a una moto y además he conocido a gente maravillosa.

¿Cuál es la experiencia o anécdota que más te ha marcado o recuerdes?

 Mi primer viaje en solitario sin quererlo ni buscarlo a Inglaterra con mi primera Gs 650. Se trataba de un programa de voluntariado de cuatro semanas y en un primer momento tenía intención de ir en avión como cualquier persona normal. Una gran viajera-motera, Alicia Sornosa, me animó para ir en moto y casi me muero del susto, pero menudo subidón de adrenalina.  El miedo visceral y el vértigo de los primeros momentos, sumado a la incomprensión y al «estás loca» de mi familia y conocidos, fueron la mejor leña para avivar mi sangre aventurera y romper mis propios esquemas mentales. Todo salió de maravilla y resultó una experiencia enriquecedora que marcó un antes y un después en mi vida.


¿Por qué una GS? 

Su estética y funcionalidad me encantan. Tiene potencia, es noble, cómoda, ágil, segura y resulta perfecta para rodar y viajar como a mí me gusta. Es la moto que más se identifica y se adapta a mi estilo de vida, a mi forma de ser, me considero bastante todoterreno.


¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser una mujer conduciendo una GS?

 Las ventajas son todas:  tienes un peazo de bicho entre tus piernas que te hace sentirte lo más grande del mundo. ¡Ja,ja,ja!. Por lo general las mujeres que llevamos Gs nos encanta la aventura, los viajes y eso nos hace quizá ser mujeres más independientes, decididas, con carácter, muy interesantes ¡ja,ja, ja! (esto se puede convertir en una desventaja para mucha gente)

¿Desventajas?
  
A una mujer que conduce una Gs no la puedes llevar de paquete en otra moto ¡ja.ja.ja! Fuera bromas, la mujer que conduce una Gs sabe que en parado son motos algo pesadas y hay que mirar muy bien cómo y por dónde la metes o aparcas. Si se te cae, mejor tener a alguien cerca.

¿Cuál es tu próximo objetivo? 

Mi objetivo es seguir viajando por todo el mundo y si puede ser con amigos mejor. Mi sueño más grande es ir en moto a Australia y pasar por Sidney. Mientras tanto, me conformaré con seguir conociendo Europa y mi querida España que me sigue sorprendiendo por su diversidad y riqueza.

Lo importante no es tener la moto más grande ni ir al destino más exótico, de moda o más lejano. A veces un simple paseo a la sierra que tenemos al lado de casa, tomarte tu pincho de tortilla con tu cerveza en plan picnic y volverte a casa, te hace sentirte una verdadera diosa del olimpo. 

Gracias a Gs Girl Península Iberica por darme la oportunidad de compartir mis experiencias con otras mujeres Gs y compartir con muchas de ellas momentos inolvidables.